viernes, 20 de diciembre de 2019

NOCHEBUENA MAROCHA



ÉCHALE TRIGO AL POLLO
MARÍA MANUELA,
QUE TENEMOS ENCIMA 
LA NOCHEBUENA.
  Encinasola acuna un folclore musical muy rico y variado, único. De él, especialmente singular es el propio de Nochebuena que toma cuerpo en el zambombeo. Soy consciente de que ahora suena mucho la zambomba de Jerez, una forma aflamencada del folclore navideño que genera un flujo económico y sociocultural a la ciudad muy importante estos días. En Encinasola no mueve dinero, pero genera un sentimiento colectivo, que lo convierte en un signo de identidad, una entrañable muestra de cultura viva. Además fuimos los primeros, que dice una copla de aquí:
LA PRIMERA ZAMBOMBA
QUE VINO AL MUNDO
LA TRAJO TÍO CAÑETE
MONTAO EN UN BURRO.
   En Encinasola, en los próximos días, además de los zambombeos que se forman en las casas del pueblo en las reuniones familiares y de amigos, hay dos convocatorias: la primera en el  Hotel Rincón del Abade el día 22 de diciembre a las 20,00 h.; la segunda el día 27 a las 18,30 h., que saldrá desde la sede de la Asociación de Mujeres “Jara y Romero” para ir hasta la plaza y luego recorrer las calles del pueblo. EStas dos actividades las convocan conjuntamente la Asociación de Mujeres “Jara y Romero” y laAsociación Cultural “El Pandero”.

  Para ambas convocatorias se pide a la gente que acude con zambomba, carrañaca, pandereta o la típica botella de anís para restregar. Al son de estos instrumentos se irán entonando cientos y cientos de coplas populares que todo el mundo conoce, canta y siente. Y no faltarán licores ni dulces, que dice otra copla:
SI QUIERES QUE TE CANTE
LA NOCHEBUENA
ME SACAS LOS PRESTINES
Y LAS MADALENAS.
MORENA RESALADA,
Y LAS MADALENAS. 
  Si quieres, te esperamos. No te arrepentirás.

domingo, 24 de noviembre de 2019

LAS HERMANAS MIRABAL

La elección del 25N, no es casual. 
Ese día, para acabar con la reivindicación política y rebeldía femenina de Las Mariposas, se aliaron la injusticia, el abuso de poder y el odio para culminar el plan que acabaría en los trágicos asesinatos de tres mujeres y un hombre: Minerva (26 años), Patria (30), y María Teresa (36), las hermanas Mirabal; el hombre, Rufino de la Cruz, el chófer del coche que, simplemente, tuvo la desgracia de estar allí. El objetivo eran ellas y no debían quedar testigos. 



El brazo ejecutor, los verdugos, fueron los sicarios de Trujillo, el dictador canalla al que el pueblo conocía como "el Chivo" por sus abusos y supuesto vigor sexual, "el Chapita" por las condecoraciones que él mismo se imponía, el "Padre de la Patria"... 
En el juicio, casi dos años después, uno de los asesinos, Ciriaco de la Rosa, ante el tribunal, lo describía así: 

"...después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas, María Teresa. Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta, Minerva, yo elegí a la más bajita y gordita, Patria, y Malleta al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas. Traté de evitar este horrendo crimen, pero no pude, porque tenía órdenes directas de Trujillo y Johnny Abbes García. De lo contrario, nos hubieran liquidado a todos". 

Minerva sabía que estaban sentenciadas, pero lo dejó claro: 


"Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte"


El asesinato fue el 25 de Noviembre de 1960. La elección del 25N por la ONU para conmemorar el DÍA  INTERNACIONAL  DE  LA ELIMINACIÓN  DE  LA VIOLENCIA  CONTRA  LA MUJER, no fue casual.

Te recomiendo indagues en la historia de las hermanas Mirabal. No te dejará indiferente.

PD: Rafael Leónidas Trujillo Molina, murió con su propia medicina: fue asesinado seis meses después, en 1961; los cuatro autores materiales de los asesinatos fueron condenados en junio 1962 a treinta años de prisión, pero apenas cumplieron dos: escaparon aprovechando que les abrieron las puertas de la Fortaleza Ozama durante un levantamiento militar. Nunca se volvió a saber de ellos.






jueves, 31 de octubre de 2019

OTOÑO


Para mi, siempre empieza cuando el damasco del jardín se reviste de tonos ocres y, de hora en hora, de día en día, va cambiando de color y desnudándose hoja a hoja. Entonces llega el otoño.

jueves, 1 de agosto de 2019

UNA INVITACIÓN A CANTAR JUNTOS.



  Un año más, y van cinco, coincidiendo con el primer sábado de agosto,  la Asociación Cultural “El Pandero” celebra la JORNADA FOLCLÓRICA MAROCHA. Puede parecer anecdótico, trivial o insignificante, pero aquí, en Encinasola, no lo es. Supone un gran esfuerzo, requiere  continuidad y no es fácil congregar a 600 ó 700 personas en un marco adecuado con el único aliciente de recordar el folclore musical tradicional de Encinasola. Y la palabra “recordar”, la pongo conscientemente; aquello de “rescatar, mantener y fomentar”, no deja de ser un utopía retórica. Ya no se trilla ¿cómo se van a cantar las coplas de trilla?; los quintos no se marcan ¿cómo se van a cantar las coplas de quintos?; el carnaval ha perdido su esencia ¿cómo se va a iniciar el ritual del antruejo desde el 20 de enero con Las Correderitas?; ya no se hacen rondas callejeras para tirar chinas a su barcón ¿dónde y cuándo se van a cantar las coplas de ronda de amor y desamor?... y así se podría seguir mostrando ejemplos. Ha cambiado o desaparecido el marco que lo arropaba, sea festivo, laboral, social o rituales de diversos tipos, y estas coplillas que nos empeñamos en poner en valor se perciben vacías, huérfanas del marco en el que se desarrollaban.

   ¿Entienden por qué es grandioso que esta asociación lleve cinco años organizando una JORNADA FOLCLÓRICA MAROCHA?

   Eso sí, contamos con un gran aliado: siquiera una vez al año, a la gente les sigue despertando el recuerdo, el ánimo y cantan con nosotros mientras rememoran aquellos tiempos…

   Y más grandioso aún, no desfallecemos: estamos decididos a seguir. Y creciendo. 

Si quieren pasar un buen rato, acudan. Ahí les dejo el cartel anunciador y el programa de actos.



domingo, 21 de julio de 2019

LAS XANAS

  No llegué a verlas pero las sentí en las profundidades del barranco que se adivinaba al fondo, oculto en la espesa y rebosante vegetación. Allí abajo estarían, supongo, envueltas en la maleza y el rugir del agua que se intuía saltaba con furia de piedra en piedra. 
 A medida que avanzábamos por el tortuoso y empinado camino -en partes excavado en la roca y siempre asomando a impetuosos cortes del terreno-, el desfiladero iba perfilando un entorno mágico; paisajes de ensueño que se enredan en los ojos y penetran en los sentidos, envolviéndolo todo. Inducen a sensaciones que consiguen aislarte del mundo cotidiano y atarte a las entrañas de la autenticidad, de lo puro. Sin darte cuenta, te sobreviene una paz profunda, esencia de ese aparente desorden que allí conforma cielo, tierra, vegetación, agua, colores, olores y el placentero silencio de su ruido. Que no es desorden, sino orden natural del que cada vez nos alejamos más.


  En Asturias a la Naturaleza, se le fue la mano.
  Pues ahí viven ellas, ese encantado entorno es el refugio y hogar de las Xanas.
  Cuando llegamos arriba y barranco y camino se cruzan, me acerqué al arroyo y sentí la pureza del agua en mis manos. Luego pensé que por allí saldrían ellas, las ninfas de agua dulce. Me contaron, leí o inventé, que eran seres de pequeña estatura y singular belleza, que habitan en cuevas, fuentes y barrancos. Hermosos personajes de la Mitología Asturiana que, durante todo el año, se dedican a tejer, con ovillos de hilo de plata y oro, telas que regalan a los pastores la noche de San Juan, cuando por unas horas rompen su encantamiento y fundiéndose con las gentes de las montañas, cantan y bailan danzas ancestrales. Pura magia que atrae y envuelve.

  Sentado sobre una piedra, al borde del camino, el entorno te permite tirar al barranco la mochila de los pesares, liberarte de la sobrecarga oscura, negra, que todos portamos. Ellas, las Xanas, se encargan de transformarlas en aire puro. Allí, las emociones, los pensamientos y los sentimientos se transforman en alegres avatares de luz y color, invitándote al reencuentro con los pliegues olvidados del alma. Serenidad. Firmeza. Sosiego. Paz.
 
   Luego, ligero de equipaje, tras atravesar todo el desfiladero que discurre por el barranco de las Xanas o Viescas y llegar arriba, a Pedroveya, otro encanto aguarda: una excepcional comida (pote de berza, fabes, compango, cabrito, ternera, todo bien regado, y postres hechos a fuego lento), y la mejor compañía. María José, Paco, Concha, Julio, Félix: gracias. Inolvidable. Para repetir quince o veinte veces. Y os advierto, amenazamos con volver.


miércoles, 26 de junio de 2019

PREFIERO NO PONER SU NOMBRE.

   Se lo debo a un problema de menisco. Un movimiento fortuito, una leve rotura, traumatólogo, rehabilitación... Creo que fueron veinte sesiones de cuarenta y cincos minutos. El físioperapeuta, Alberto, era -es-, una persona abierta, amable, simpática; conseguía fácilmente que los que compartíamos sesión, nos sintiéramos cómodos y en ambiente agradable. 
   Una sesión de fisio es pesada y resulta aparentemente improductiva si andas apurado de tiempo, con trabajo pendiente y mil cosas en la cabeza. Pero yo siempre le digo a mis alumnos que hay que poner el alma en lo que se está haciendo, estar centrado en cada momento en lo que corresponde. Y eso procuraba hacer. 
   Desde el primer día compartí horario con H... (prefiero omitir su nombre), un muchacho de ocho años con una lesión en un brazo consecuencia de una caída fortuita. Como conozco bien a la mayoría del profesorado del colegio en el que estudia, no me fue difícil entablar conversación con él: los maestros, sus compañeros del grupo, los recreos, el fútbol... En los cinco minutos finales de la sesión, llegó Alberto con el gel a aplicarle un masaje y estiramiento, forzando el brazo para ir recuperando la movilidad. Tensión, dolor, esfuerzo, sacrificio... Aunque Alberto intentaba distraerlo con conversación, H... se ofrecía al sacrifico con entereza encomiable para su edad: se retorcía en la camilla, se agarraba con la otra mano a un apoyo y apretaba, cerraba la boca comprimiendo los dientes y, con frecuencia, antes de pedir al fisio que parara, le escurría una lágrima por la cara que condensaba toda su valentía. Me enterneció de tal modo, que empecé a preparar cada sesión para distraerlo hasta llegar al momento crítico, en el que Alberto aparecía con el gel e iniciaba el masaje. Cada tarde, compartía su sufrimiento. 
   Los días fueron cayendo lentamente. Le conté varios cuentos, me hablaba mucho de fútbol -Madrid y Cádiz-, llevaba preparadas adivinanzas que luego resolvía al día siguiente, nos divertíamos y repetíamos las tablas de multiplicar. Cada día era obligatorio: dos por una, dos; dos por dos, cuatro, dos por tres... Al final se las sabía todas perfectamente. Es un niño listo, inteligente, ingenioso, avispado... Cuando terminé las sesiones prescritas, él aun seguía. El último día, le dedique y regalé uno de mis libros, que un día salió en la conversación. Nos tomamos cariño, me costó despedirme. Por fortuna y gracias a su tesón y el permanente apoyo de sus padres, ha recuperado la movilidad. Está bien.
   Anoche, aunque de aquello han pasado dos años, en la fiesta fin de curso de su colegio, se me acercó y me ofreció la cara para darme un beso. Me emocioné. Reconozco que la alegría se agarró a mi garganta y no era capaz de articular palabra. Un volcán de alegría.
   Como le prometí, iré a verlo jugar un partidos de fútbol. Juega en los alevines, de mediocentro, "un puesto muy importante para el equipo".
   Gracias, H.... 

viernes, 21 de junio de 2019

190621_SABIDURÍA POPULAR




 
Siempre he dicho que los grandes poetas son capaces de enlazar palabras y encadenar versos de forma grandiosa. Esos poemas, nos llegan al alma, a lo más profundo. Nos arrastran a emociones y sentimientos que nos hacen vibrar, plácidamente. Pero eso de condensar en tres versos sentencias, sólo está al alcance del pueblo llano. Sabiduría popular. Atesoran la grandeza de la sencillez. Por eso me fascina el folclore musical tradicional.
TU MADRE NO DICE NÁ;
TU MADRE ES DE LAS QUE MUERDE
CON LA BOQUITA CERRÁ.
UNA REJA ES UNA CÁRCEL
CON EL CARCELERO DENTRO
Y CON EL PRESO EN LA CALLE.
EL FLOJO DE MI MARíO;
QUE VA EN EL MEJOR MOMENTO
Y SE ME QUEA DORMíO.
   ¿Se puede decir más en menos?

miércoles, 5 de junio de 2019

La nostalgia de San Antonio.

   
  Creo que hay un lugar en el corazón donde se guardan los recuerdos dulces, los sentimientos más profundos, las emociones tiernas, los pensamientos placenteros, las huellas gratas que te va dejando la vida. Un hermoso jardín que siempre visito por San Antonio. Una cita con las raíces, con la sangre.
  Toda la gente que me habló de él, dijo que era un hombre bueno, muy bueno, un cacho de pan, que decimos en el sur para definir a la buena gente. Nació con el siglo xx y solo pude compartir con él las postrimerías de su vida. Cuando lo recuerdo, de forma natural e instintiva, me asoma una sonrisa. Su imagen siempre se me aparece con gesto pausado y de buen ánimo, sugiriendo cariño y templanza.   
  Sobre sus rodillas, con mil historias y cuentos, quedaba embelesado, vagando en una nube llena de magia y sabiduría. 
   De la mano, me llevaba con él a ver las corridas de toros en la televisión del bar de José Mora; me sentaba a su lado mientras jugaba a las cartas; me daba mimos y cariñosos besitos... 
  Con frecuencia lo recuerdo ligado a sus dos burros: Pardo y Morito. Morito era su preferido: negro acastañado, fuerte, a pesar de sus años, y manso, sumamente dócil. ¡Cuántas calamidades, infortunios y tormentos pasarían juntos! Lo cuidaba con mimo y cariño y, como Juan Ramón a Platero, gustaba que comiera de su mano.

  Cuando iba al Pilar a por agua, me llevaba con él: aparejaba a Morito, colocaba el serón, dos cántaros, se montaba desde el quicio de una ventana baja que había junto a su casa, luego me subía a mí, y no sabría decir quién de los dos iba más feliz. Para mí era una gozada; ahora él, ahora que soy abuelo lo entiendo, seguro que mucho más. 
  Salíamos de la calle Molinitos, pasábamos la Esquina del Taller, la Berraca, San Andrés, el callejón hacia la calle Peña y enfilábamos por el camino de la Teresa hasta llegar al Pilar. Siempre iba hablando, contándome cosas. ¿Saben el cuento de Periquito Pellejo? Es genial. Tengo que escribirlo, no puedo permitir que se me olvide, que el tiempo me lo robe. 
   Desde encima de una montura -aunque de un burro viejo, pero con clase, se tratara-, un niño de diez años ve la vida de otra forma. Si además siente el calor y la protección de un cuerpo en su espalda, le reviste una seguridad y altanería indescriptible. Así me sentía yo. 
  En el Pilar siempre había que hacer cola. Por la gente que aguardaba y la pereza de sus dos caños. Pero era una pausa agradable, de conversación propia de una perfecta escena costumbrista rural. Morito bebía y, luego, mientras esperábamos el turno, se aprovechaba para que comiera alguna yerba verde de la que surge a los pies del rebosadero del Pilar o junto a los grandes morales de su entorno y que ya, el tiempo, también se llevó.
  La vuelta era diferente. La primera parte del camino discurre cuesta arriba y él no quería martirizar a Morito. Así que, ese trozo, lo hacíamos andando. Él me dejaba que llevara el cabestro de Morito y que me sintiera importante, como si estuviera dirigiendo el mundo. Al final de la cuesta de la Teresa, llegaba el llano y me montaba, pero solo a mí. Él continuaba andando hasta subir la cuesta de la calle Peña y luego, desde la peana que está al final, se montaba conmigo. El resto del camino a casa es de bajada. 
  ¿Cómo podría olvidarlo! Un fatídico día de junio, mientras cavaba un melonar propio, sufrió una congestión. Lo trajeron a casa. No se pudo hacer nada por él. El día 13 de junio de 1970, día de San Antonio, murió mi abuelo Manuel. 
   Antes de irse ¡cuánto cariño me dio!


martes, 4 de junio de 2019

OTRO PENTECOSTÉS

   Cincuenta días después de Pascua, los cristianos conmemoran la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, Pentecostés. 

     En esta fecha tan señalada se asienta la Romería de la Virgen del Rocío. Cientos de miles de peregrinos se congregan en su ermita. Durante una semana caminan, cantan, bailan, beben, rezan, conviven... Quizá sea la mayor manifestación de religiosidad popular del Sur.



jueves, 30 de mayo de 2019

DÍA DE LA ASCENSIÓN

      ...Y toda la gente se echaba al campo a comer carne, y lechugas, y gazpacho...; a disfrutar de la fiesta en comunidad, yendo de sitio en sitio, cantando las sevillanas, habaneras y coplillas de antaño ...




     Todavía hay gente que mantiene la tradición y, cuando llega el Día de la Ascensión, de otra manera, sin burros ni fiambreras, abandonan el pueblo y se hacen al campo. Hoy, mucha gente valverdeña lo estará celebrando.


miércoles, 22 de mayo de 2019

SABOR A REBANÁ

  Con la llegada del otoño, los fríos y días de agua, siempre recuerdo la chimenea en la que mi abuela María Josefa me hacía aquellas incomparables rebanás, unas veces untadas con miel y otras rociadas de azúcar. Sabores que no se olvidan.
  A un lado de la chimenea, una alacena para aprovechar el hueco de la escalera al doblado; al otro, el telar, aquel artilugio de madera y enjambre de ordenados hilos con el que mi añorada cocinera tejía paños, cojines, mantas, cubrepies, alfombras… Créanme, hacía obras de arte.
  Sentado sobre la tabla trasera de aquel telar pasé muchas horas de mi infancia, embebido en el paso de la canilla de un lado a otro, el movimiento del pedal para cruzar los hilos y los cuentos, coplas y romances que, mientras tejía, me contaba y cantaba mi abuela.
  La carencia de recursos, la austeridad y la dificultad para criar cinco hijos, nunca fueron capaces de imponerse a su coraje, sonrisa, bondad y cariño. No importaba si tenía que mover la pesada y tortuosa piedra del molino harinero escondido en el corral y en el que trabajaba a maquila, o entregarse horas y horas al telar, o hacer faenas del campo o, como hacía en su juventud, tocar el acordeón en los bailes de los sábados por la noche. Genio y figura envuelta en cara amable y tenue sonrisa.
  Yo fui un niño con mucha suerte: jamás me faltó cariño, ternura y respeto. De toda mi familia, pero especialmente de ella. Una de las coplillas que me cantaba era la que en Encinasola conocemos como La mora cautiva, versión marocha del popular Romance de Don Bueso. Por eso, cada vez que escucho
Al pasar por los torneos,
pasé por la morería
y vi una mora lavando,
lavando en la fuente fría…
no puedo evitar emocionarme. Me pierdo en el recuerdo de su transparente voz y su tierna mirada, mientras aflora el sabor de aquellas rebanadas, de sus prestines y el calor de sus besos.

viernes, 17 de mayo de 2019

PATRIMONIO FAMILIAR

  Recuerdo que cuando a finales de los noventa iba recopilando fotografías antiguas de Encinasola,  la gente mayor me preguntaba para qué las quería, y yo, utilizaba siempre el mismo argumento:

--"Una fotografía en la que aparece su padre, posando con la Banda de Música en 1910, es patrimonio particular suyo; pero si conseguimos una fotografía de la Banda de Música de 1885, otra de 1896, otra de 1905, esta suya de 1910, y otras de 1932, 1944, 1958..., todas ellas, el conjunto, pasa a ser un patrimonio común de todos los marochos". 

  Y conseguía que la gente me facilitara fotografías y lo hicieran de forma amable, con el convencimiento de que su aportación contribuía a algo importante, a fortalecer los vínculos de todos, a poner en valor nuestras raíces, a sentirnos partícipes de una causa común. 

  Estos días he visto el esmero que Esperanza, mi esposa, ponía en preparar el traje para el bautizo de Alba, mi segunda nieta. Por sí sola, esta prenda, es una maravilla: una pieza de mediados del siglo XX, de esmerados bordados, filigranas y detalles, realizados con esa paciencia que ya tanto escasea. Pero siendo esto importante, lo grandioso es que el vestido envolvió hacia la fe del bautismo a Matilde, Esperanza, Celestino, Ángel Custodio, José María, Amelia, Luis Ángel, otra Esperanza, otro Ángel Custodio, Ana, hace apenas dos años a Diana y, ahora, a Alba.

  Da igual el armario donde se guarde de bautizo a bautizo. Es, simplemente, un elemento que une, que da identidad, que fortalece a una familia. Algo que nunca debería perderse.

  Me guardo escribir públicamente de mi nieta, esa nueva locura llamada Alba y de su bautizo. Pero lo viviremos y gozaremos en familia. Como debe ser.

domingo, 7 de abril de 2019

DIEZ AÑOS

  No olvido -ni quiero olvidar- tu eterna sonrisa, tu desenfadado ánimo, ni tu inconfundible y permanente forma de darnos cariño. No se encuentran fácilmente personas sin esquinas. En ocasiones, ante una situación difícil, suelo preguntarme ¿qué hubiera hecho José Luis ahora? Y siempre sale lo mejor de mi.
  Parece mentira, pero ya van diez años. Y no se me ha pasado la rabia, ni la impotencia. Pero sigo recordándote con alegría y cariño; a veces, enlazando una sonrisa y una lágrima.