miércoles, 27 de mayo de 2020

MIENTRAS TE CANTO UNA COPLILLA (4)

LA VIRGEN DE LAS ROCINAS.


Ya sabes que trato los temas indagando en sus entrañas, intentando mostrarte una visión diferente, acercarte a sus raíces. Esta semana, miles de personas están huérfanas de Rocío. No pisarán caminos de arena, no llorarán ante la Virgen, no cantarán, ni bailarán, ni compartirán alegría con otros romeros... sentirán un vacío que solo llenarán el próximo año.
¿Cómo se forjó esa fe, esa fidelidad mariana que, llegada la fecha, dirige a los romeros desde múltiples lugares, por mil rutas diferentes hasta confluir en la aldea almonteña a los pies de la Señora? Todo empezó hace mucho...
Las tierras de Las Rocinas formaban parte del reino taifa de Niebla cuando fue conquistad por Alfonso X El Sabio, en 1262.
Vista de la ermita con la marisma inundada. 2010.
A la madre naturaleza se le fue la mano en Las Rocinas; tal vegetación, fauna y belleza derramó en ellas, que pareciera una réplica al paraíso. Y con estas virtudes, no era cosa de repartirla, ni cederla; así que Alfonso X se las reservó como Coto Real para de la Corona. Desde entonces, reyes, personalidades y gobernantes –entre ellos los últimos presidentes de gobierno- han ido pasando por allí –ahora bajo el nombre de Doñana- unos a cazar, otros a descansar y algunos, cualquiera sabe a qué.
En 1340, en el Libro de la Montería “que mandó escribir el muy alto y muy poderoso Rey Don Alfonso XI de Castilla y de León que fabla en todo lo que pertenece a las maneras de la Montería” -considerado el primer tratado de caza mayor-, se dedica un apartado a los “espacios de la Corona reservados para cazar”, encontrándose la primera referencia escrita a la existencia de una Ermita en Las Rocinas, dedicada a la veneración de Santa María de las Rocinas.
Según la Hermandad Matriz de Almonte, la primera Ermita a la Virgen de Las Rocinas la construyó Alfonso X entre 1280 y 1284, pero la memoria popular ha retenido -a través de la tradición oral-, varias leyendas que sitúan el origen de la advocación en el siglo XV. Estas leyendas recogen que Gregorio Medina -un cazador de la actual Villamanrique de la Condesa-, encontrándose junto a otros compañeros de cacería, le tocó en suerte la zona de Las Rocinas -en término de Almonte- y, allí, en el hueco del tronco de un árbol centenario, halló la imagen de la Virgen. Dio cuenta a Almonte, por ser el pueblo más cercano, pero también conocieron la noticia la gente de
Escena tradicional que reproduce el momento en el que el cazador Gregorio Medina encuentra la imagen de la Virgen del Rocío.
Villamanrique, de donde era natural el cazador. Ambos pueblos manifestaron su deseo de llevársela y para resolver el conflicto, sometieron sus pretensiones al juicio de dos yuntas de bueyes que, uncidos a la misma carreta, enfrentaron sus fuerzas, no pudiendo avanzar en direcciones opuestas. El hecho fue interpretado como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar donde fue hallada, y allí se levantó la ermita.  Esta versión forma parte de la historia oral que comparten los pueblos de la comarca y está recogida en las Reglas de 1758 de la Hermanad Matriz de Almonte.
Desde aquellos tiempos la devoción a la Señora de las Rocinas se fue extendiendo por las poblaciones cercanas y a mediados del siglo XV –impulsado además por el concilio de Trento-, se empezaron a celebrar cultos, con fiestas y romerías comunes en los pueblos del entorno. Un impulso importante se debió a los dos mil quinientos pesos que legó Baltasar Tercero -un aventurero sevillano que murió en Lima en 1594-, para instituir una capellanía en la Ermita de Las Rocinas. Con ello, la fiesta en honor de la Señora aumentó su solemnidad y concurrencia a lo largo de la primera mitad del siglo XVII.
En 1653, la Virgen -todavía conocida como Santa María de las Rocinas-, fue proclamada patrona de Almonte y, con el patronazgo, se cambió el nombre de Rocinas por el de Rocío y se acordó celebrar fiestas solemnes con Misa y sermón para siempre jamás, cada 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de María.
Mediados del siglo XVIII. Dibujo de la ermita (Tabla de Coria).
El primer atisbo de independencia de la Hermandad respecto a la Capellanía fundada con el dinero de Baltasar Tercero -dependiente del Concejo de la Villa y la Parroquia de Almonte-, se produce con ocasión de la destrucción de la Ermita a consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755. La tardanza en su reconstrucción, que era competencia del Concejo, provocó la reacción de la Hermandad que inició su reorganización, buscando una cierta independencia del Concejo. Para ello el Arzobispado de Sevilla elaboró y aprobó, en 1758, la Regla más antigua que posee la Hermandad Matriz de Almonte. Otra resulta de esta reestructuración fue el cambio de fecha de la celebración de las fiestas y cultos que, desde entonces se realiza en Pentecostés.
1848. Fotografía más antigua que se conserva de la Romería del Rocío.
Y surgió la fundación de las primeras hermandades filiales y comenzó a configurarse la romería, tal y como la conocemos hoy, en cuanto a estilo, maneras y cultos. Las primeras hermandades filiales se crearon hacia finales del siglo XVII y principios del XVIII; fueron, por este orden, Villamanrique, Pilas, La Palma del Condado, Moguer, Sanlúcar de Barrameda, Triana, Umbrete, Coria del Río, Huelva, San Juan del Puerto, Rociana, Carrión de los Céspedes, Benacazón, Trigueros, Gines, Jerez de la Frontera, Dos Hermanas, Olivares, Hinojos, Sevilla, Bonares, Puebla del Río, Bollullos par del Condado, Valverde de Camino…
De las 117 que hay en la actualidad Valverde del Camino es la filial número 23. Se creó en 1935. Tiene su mérito, pues se produjo en plena II República. Su embrión fue una “peña rociera” que fundó José Boza Domínguez a su llegada a Valverde, donde se incorporó a trabajar como médico. Desde entonces, con algún paréntesis durante la Guerra Civil, cada año los rocieros valverdeños peregrinan a la aldea del Rocío.Y así canta a la Virgen, por fandangos, la Real Agrupación Artística de Aficionados de Valverde del Camino.

El Rocío es un punto de encuentro de mucha gente entre la que, de forma especial, está la de Sevilla y Huelva. La convivencia en la aldea ha jugado una importantísima función como  intercambiador cultural y folclórico. Siempre estuvo presente el fandango y la sevillana, que fue, y es, cantada, bailada y compartida por la gran familia rociera, en los lances de la diversión.
Los Hermanos Toronjo fueron, en los años cincuenta, de los primeros en grabar sevillanas rocieras. Ahí va un ejemplo.
Con el deseo de que todo vaya bien y el próximo año se inunden los caminos con la gente rociera.


viernes, 22 de mayo de 2020

MIENTRAS TE CANTO UNA COPLILLA (3)


  Por estas fechas, se andaba con la siega, pero este fin de semana, hace calor de trilla.
 Hace cinco años, en el Centro Social de Encinasola -cerrado hace meses y del que sigo reivindicando su apertura-, en las horas centrales del día, con temperaturas como las que tenemos este fin de semana, la conversación discurría, como siempre, con desenfado. Sentados en torno a una mesa, varios hombres de edad avanzada y jóvenes de espíritu.
       –No se puede estar ni a la sombra –dice uno mientras mueve la cabeza y se muerde el labio de abajo para enfatizar.
      –Eso es que ya no te acuerdas de cuando estabas trillando en El Rodeo –responde otro, mientras acerca el fresco botellín de cerveza a sus labios y al abrigo, nunca expresado con mayor ironía, del barrido de aire del ventilador situado en la pared próxima a la parte final del mostrador.
        –Sí, porque tú esta mañana ya has entrado en casa seis costales de trigo y dos barcinas de paja –dice el primero al envite, con sorna.
         -Eso tenía pensao, pero cuando fui a cargar las barcinas se rompieron las cangallas, la mula se espantó y se formó la gordísima… así que me vine pacá –todos reímos.
  El paisaje humano y sentimental de esta gente es apasionante. Arrugas, pelo cano, el reposo de los años, la sobriedad de la sabiduría popular… A estas alturas, sin nada que perder, son voces sin perjuicios. Cuando recuerdan el pasado, los ojos les denuncian: sus miradas se pierden en el tiempo, se trasladan al pasado y recuperan escenas, situaciones, emociones… Enciclopedias vivas. Sin editar.
Fotografía de José María Santos.
  El hombre en el centro de la era con sombrero y pañuelo al cuello, las bestias girando a su alrededor -se trillaba a pezuña- y el sol, implacable, achicharrando desde arriba. En este marco, para avivar las bestias, entretenerse en algo, espantar el sudor y retar la sequedad de la garganta, cantaban. Estos de ahora, con los que compartía cerveza y conversación en el casino, como saben que me gusta, me regalan unas coplas de trilla de las que se cantaban en Encinasola, adornadas con comentarios jocosos y desenfadados.
Para trillar con bestias,
pa arar con bueyes,
para dormir a gusto,
con las mujeres.
Mientras mi madre en misa
vino mi novio: 
¡Ay! si la misa durara
hasta el otoño.
¡Arre! mulilla torda, cascabelera
a la hija del amo quien la cogiera.
Quién la cogiera, niño, quién la cogiera
donde se junta el Sillo con la Ribera.
A esa mula de punta
le gusta el grano
aligera y no comas 
que viene el amo.
   Cuanto más calor, mejor para trillar. Entre cante y cante, y vuelta y vuelta, quedaba lista la parva. Un pienso a las bestias y, por la tarde, la mujer aprovechaba la proximidad para llevar un buche de café al marido. Los piques de unas eras con otras, habituales. En tono burlón -quizá la primera vez tuviera sentido-, después de la visita de la esposa se oía una de las caidillas más común entre copla y copla:
¡Aire, más aire!
Mi marido en la era
yo con el fraile.
    Esta gente cuando empieza a cantar, no para. Yo, para no cansarte, lo dejo aquí.
Al paso de las bestias
yo canto coplas;
cuando se acaba una, 
empiezo otra.
  Quizá los conoces sobradamente, o no los oíste nunca, pero los cantos de trilla, tienen su encanto. En Encinasola se cantaban de forma muy similar a como lo hace aquí Joselete de Linares. Te pongo en situación: sin instrumentos musicales de ningún tipo -de fondo solo el penetrante canto de las cigarras-, garganta seca, sol abrasador, cante lento y tortuoso, sin prisas... 


sábado, 16 de mayo de 2020

MIENTRAS TE CANTO UNA COPLILLA (2)


Tengo amigos asiduos a la Romería de Santa Eulalia. Me invitan cada año, pero no he ido nunca. Una de esas cosas que se dejan pendiente. Este año podría haber sido. El Grupo Folclórico de Almonaster estuvo el agosto pasado en la V Jornada Folclórica Marocha -¡qué honor por tanta belleza!- y, pensaba ir. Pero no está el horno pa bollos.
A la ermita de Santa Eulalia, sin romería, sí he ido. Como es habitual en todas las ermitas
extramuros, es un lugar privilegiado donde la Naturaleza se muestra con todos sus encantos. Aún más por estas fechas, con la primavera en su apogeo. El Zancolí y la Rivera de Santa Eulalia se abrazan a los pies de la ermita. Lo del Odiel, es más bien es un recurso incluido en las letras de sus fandangos para dar realce y situarlo geográficamente, pues está algo más alejado. El conjunto, con vestigios de presencia humana que se remontan al siglo I, por su exuberante vegetación y enclave, resulta muy acogedor.
La ermita es un claro ejemplo de superposición de estilos. Conserva la huella mudéjar y en el interior pinturas murales de época medieval. Desde el exterior, sus singulares formas te atrapan, percibes encanto espiritual.
Según un documento que se conserva en el Archivo Municipal de Almonaster la Real, la festividad de Santa Eulalia se celebra allí, al menos, desde 1606. Una de las romerías más antiguas de España. Van desde todas las aldeas de Almonaster. Hacen el camino, rezan, comen, beben, bailan y cantan fandangos...
Si hay un territorio al que hay que reverenciar al hablar de fandangos, es la provincia de Huelva. Por su variedad, antigüedad y encanto. Con el tiempo se han ido forjando tantos estilos personales -esos en los que la garganta se desgarra- que, aún siendo extremadamente bellos, difuminan su esencia. Son fandangos evolucionados solo interpretados por gargantas privilegiadas. Han sido desposeídos de su raíz folclórica.
Por fortuna hay poblaciones que han sabido mantener el germen tradicional conservando su espíritu folclórico. En estos contados pueblos, los fandangos siguen siendo bailables, cantados en grupo y asequibles a cualquier garganta. Encinasola es uno de ellos; lo conserva, aunque no ha sabido ligarlo -y sigue resistiéndose a hacerlo- a una festividad que lo fije y mantenga. No me explico por qué no se "institucionaliza" y se asocia al que debió de ser su origen: un fandango dedicado a la Virgen de Flores e interpretado formalmente en su festividad, en su ermita, frente a la imagen de la Virgen. Almanaster la Real, de forma natural -y esta es una de sus grandezas-, ha sabido mantenerlos ligado a Santa Eulalia, a las Cruces de Mayo y a sus aldeas. Un fandango asociado a una fiesta es una forma de conservarlo, de enraizarlo.
Las variedades que se dan en Almonaster son bellísimas. Hoy, como musical final, podría ponerte
cualquiera de ellas. Hay magníficas grabaciones de estudio, con voces de renombre. Yo prefiero la manifestación musical folclórica ligada al marco natural en el que discurre. Bailadas y cantadas por sus gentes, con sus vestimentas y atavíos. Por eso, he elegido estos dos vídeos. El primero, con los de Santa Eulalia; y el segundo, con los fandangos aldeanos. Recréate con ellos y, si te cansas, lo dejas.


No solo por vecindad, también por cariño, un recuerdo a Ntra. Sra. de la Aliseda, Patrona de Cumbres de San Bartolomé. Su romería también debería celebrarse este fin de semana. Una fiesta presidida por el encanto de la sencillez.

viernes, 8 de mayo de 2020

MIENTRAS TE CANTO UNA COPLILLA (1)

¿Te llevaron alguna vez? ¿No? Entonces ¿no viste ninguno jamás? 

Yo te contaré.

Salen de noche, ya bien oscurecido, atraídos por la silueta humana. Por eso es necesario esperar a que aparezcan de entre las piedras, zarzales, encinas, monte bajo, del arroyo... Tienen una increíble capacidad para mimetizarse con el entorno, lo que les permite pasar absolutamente desapercibidos. Si intentas verlos, jamás lo conseguirás, debes esperar a que ellos te busquen a ti. Y debes estar atento porque son correosos como ellos solo. 

Cuando por fin llegan, hay que andar listo. Para capturarlos hay cierto ritual que consiste en decir "un, dos, tres, cuatro... gamusino al saco". Pero lo han de coger los compañeros de fortuna, porque el portador del saco -no se pueden guardar en canasto o cualquier otro recipiente abierto, escaparían-, no suele verlos hasta que termina la jornada.

Al alba desaparecen. A ellos con la luz les pasa igual que al COVID-19 con el jabón, no resisten.

Son tan entrañables que a  ACETRE les inspiraron este hermoso tema: canto de gamusinos. Si cierras los ojos y te relajas, podrás llegar a verlos.


¡Ah! Una cosilla antes de dejarte hasta la semana que viene:

Puedes dejar de estar confinado, pero no confiado: el bicho sigue por ahí. No te la juegues, ni se la juegues a nadie. Recuerda que 



domingo, 3 de mayo de 2020

DIARIO DE UN CONFINADO (y 51)

Y día 51. 3/05/20. Domingo.
Ayer tarde salí del confinamiento. Un hermoso paseo. Raro. Me encontré con vecinos y amigos a los que me hubiera gustado abrazar, pero, desde la distancia me limité -nos limitamos- a reconfortarnos por la alegría del encuentro. Un saludo emocionado, al que falta algo. No pudimos ver nuestras sonrisas escondidas tras la molesta mascarilla. Pero, ¡Qué alegría, verlos bien! ¡Qué placer pisar de nuevo las calles!
No pude ver a mis nietas. Viven a poco más de un kilómetro y la gente recta no transgredimos las normas. Iré acumulando más ganas para cuando llegue el momento.
Ayer salimos parcialmente de este tortuoso confinamiento y yo hoy, a su sombra, apuro este diario de un confinado. Han sido cincuenta y una entregas, en cincuenta y un días. Demasiada densidad, espesura.
Ya lo he dicho antes: este diario empezó como un desahogo personal, siguió como una forma de intentar distraerte -quizá seducirte, embaucarte- durante cinco o diez minutos cada día, y va terminando como un compromiso, una promesa no escrita que se realiza por responsabilidad y, desde luego, con gusto.
He disfrutado mucho buscando la palabra afectuosa, el refrán más certero, la música que te sedujera... El resultado, lo sabes tú. Alguien decía, creo que fue Borges, que estaba más orgulloso de lo que había leído, que de lo que había escrito. Algo así me pasa a mí con este diario: me ayudó a salvar horas de destierro de forma placentera, a reflexionar, a intentar dar lo mejor de mí, a leer detenidamente para luego poder transmitírtelo a tí. Tú me has ayudado: me siento más feliz por lo que tú -vosotros, todos-, me habéis aportado, que por lo que yo os he podido dar.
Por si no lo sabes, todas estas entradas y muchas anteriores -empecé esta web en 2013 haciendo una "coplilla semanal"-, están alojadas en dos lugares de internet: www.tomaslopezlopez.es y también en https://desdelabuharda.blogspot.com/
Esto no es un adiós, sino un hasta la semana que viene. Continuaré, pero lo limitaré a los fines de semana. Aún no he pensado que formato, título y objetivo tendrá. Quizá sea una continuidad de éste o quizá lo cambie. No lo sé. Pero pretendo que dure, al menos, un año. Espérame, que yo también te espero.
Pensé hacer una reflexión final con las enseñanzas de estos cincuenta días. Yo he sacado muchas conclusiones, pero creo que es mejor esperar un poco más para hablar. Aún no hemos vencido al bicho.
Lo que sí es cierto es que después de este corona virus, muchas cosas tendrán que cambiar. Muchas, tantas, que Tiene que llover a cántaros. Pablo Guerrero. Mientras la escuchas, lee con atención su letra. Es de 1975.
Siempre pensé hacer unas gráficas finales con los datos de todo el confinamiento referidos a España, Andalucía y Huelva. Pero han cambiado los criterios en tres ocasiones y ello ha supuesto cifras que no se pueden comparar. Así que me limito a recoger, como todos los días, los datos oficiales: 217.468 diagnosticados; 25.264 personas muertas; 118.902 pacientes dados de alta.
.




Quienes tenemos cierta edad y somos optimistas mentalmente, nos hemos dado cuenta de que las circunstancias adversas no son para siempre. Vendrán tiempos mejores. Ánimo.

sábado, 2 de mayo de 2020

DIARIO DE UN CONFINADO (50)

Día 50. 2/05/20. Sábado.
A todas las madres y, especialmente, a la mía, de la que cada día percibo más su ausencia.
Mañana es el día de las madres. Sé que es un simple reclamo comercial, no hay que prestar más atención a eso, pero se trata de una ocasión más para que, si aun la tienes, le muestres tu cariño, le des un tierno beso, le digas cuánto representa para ti y cuánto la quieres. La harás feliz y jamás te arrepentirás de ello. Mañana, para darle un abrazo a tu madre, entendería que te saltaras el confinamiento aunque, mejor, para preservarla del bicho, lo hagas de forma virtual.
Dice una adivinanza popular
¿Quién será, quién será,
que nada nos pide y todo nos da?
Nada hay comparable a una madre. Su entrega, dedicación y cariño no conocen límites. Siempre están ahí, dándolo todo y sin pedir nada a cambio. Un refugio permanente e incondicional.
Pensamos que son eternas, pero un día… ¡Qué vacío! Nada, ni nadie, puede llenarlo jamás.Solo aprendes a convivir con su ausencia. Pierdes la mayor de las referencias: la que empezó antes de nacer y te acompaña toda la vida. Porque tu madre, aunque se vaya, te acompañará siempre, permanece eternamente en tu corazón.
Hay un muestrario de coplillas que recogen ese nexo –único e inigualable- entre madres e hijos. Estas, van por ellas.
 Déjeme usted que le cante,
y que le cuente mis penas,
yo no hice daño a nadie,
sólo pasé la frontera
con tres cosas pa mi madre.
---
Ponte el mantoncillo, madre,
 y ven conmigo a la audiencia;
hable usté con el fiscal,
a ver si con su presencia
me sacan en libertad.
---
Cuando salgo al contrabando
contento expongo mi vida,
porque el pan que voy ganando
es pa mi madre querida
que en casa me está esperando.
 ---
Las madres son las que sufren
que las novias no lo sienten:
se buscan cuatro chavales
y con ellos se divierten.
 ---
Si te toca, te joes
 que te tienes que ir,
que tu madre no tiene
para librarte a ti.
---
Mi madre enferma en la cama
y yo sin poderla ver,
a mi me ahoga la pena,
porque de seguro sé
que al verme, se pone buena.
---
Los soldaditos del rey
cuando se van a acostar
tiran el gorrillo y dicen:
mi madre, ¿cómo estará?
---
Todas las cosas del mundo
se compran con los caudales,
pero no se pue comprá
el cariño de una madre,
siendo única verdad.
 ---
Lo mismo que un torreón
que azota y cuartea el viento,
así está mi corazón
cuarteao del sufrimiento
por mi madre, que murió.
 ---
No hay pena más insufrible
que la muerte de una madre;
olvidarla es imposible,
y, aunque el tiempo va pasando,
siempre en tu recuerdo vive.
----
¡Al viento, al viento!
Cuando nombro a mi madre
¡cómo la siento!
Hoy la música, este Soneto a mamá, de Serrat.

Bonito y sentido, pero de música triste. Y las madres siempre dan alegría, así que también te dejo este Río Manzanares -que en esta ocasión se ofrece como el obtáculo para llegar a la madre, igual que ahora el COVID-19 ahora-, un tema más alegre, de la familia Parra.
Esta tarde saldré a dar un paseo. Cumpliendo las medidas.Con orden y prudencia, como corresponde. Una vueltecita por los alrededores, vendrá bien. Física y mentalmente. Es como estar sediento, llegar hasta la fuente y, con moderación, beber un poco de agua en un cucharro de corcho.
Los datos de hoy: 216.582 diagnosticados; 25.100 personas muertas; 117.248 pacientes dados de alta.