domingo, 18 de diciembre de 2016

ROMANCES A LA LUZ DE LA LUMBRE

  Cuando llega este tiempo y nos refugiamos en la candela, me acuerdo de Manuel “El Guardaríos”. Con él pasé muchas horas atento a sus relatos y coplas. Y romances, muchos romances. Cuando le pregunté dónde los había aprendido, las llamas de la candela se reflejaron en sus ojos, como si tuviera en ellos una fragua al rojo: “De niño, en el cortijo, junto a la candela cuando nos arrinconaba el frío y la lluvia durante las largas tarde de otoño e invierno. La vida se hacía en torno a la chimenea buscando calor y luz. Los mayores, para que los niños estuviéramos entretenidos, nos contaban cuentos, acertijos y estas coplas largas que ahora tú me dices que son romances. Un día, otro día, otro…”.
  Y así era como los niños, absortos y embobados, envueltos en esa hermosa monotonía de oír diariamente los mismos relatos y escuchar la misma música, retenían estas composiciones y luego, llegada la ocasión, las repetirían. Creo que jamás me describieron mejor y con menos palabras las entrañas de la tradición oral.
  Hoy quiero compartir el romance del “Ciego y el naranjel”, “una copla larga” que le llamaba Manuel.
LA VIRGEN VA CAMINANDO – DE EGIPTO PARA BELÉN,
Y EN LA MITAD DEL CAMINO – AL NIÑO LE HA ENTRADO SED.
“NO PIDAS AGUA MI NIÑO, – NO PIDAS AGUA MI BIEN,
QUE LOS ARROYOS VAN TURBIOS – Y NO SE PUEDE BEBER.
ALLÍ ARRIBA EN AQUEL CERRO – HAY UN VIEJO NARANJEL,
UN CIEGO LO ESTÁ CUIDANDO – CIEGO QUE NO PUEDE VER.
“CIEGO DEME UNA NARANJA –PARA AL NIÑO ENTRETENER”.
“ENTRE USTED SEÑORA Y COJA – LAS QUE SEAN MENESTER”.
LA VIRGEN, COMO ERA VIRGEN, – NO COGÍA MÁS QUE TRES;
Y EL NIÑO COMO ERA NIÑO, – TODAS LAS QUERÍA COGER.
APENAS SALIÓ LA VIRGEN, – ECHÓ EL CIEGO MANO A VER.
“¿QUIÉN SERÍA ESA SEÑORA – QUE ME HA HECHO TANTO BIEN?”
SERÁ LA VIRGEN MARÍA – Y EL NIÑITO DE BELÉN.
SERÁ LA VIRGEN MARÍA – ESPOSA DE SAN JOSÉ.
 La que sigue es la interpretación que hace el grupo MANANTIAL FOLK de este romance

domingo, 11 de diciembre de 2016

APAÑANDO ACEITUNAS TE HE VISTO EL CULO...




COPLAS DEL APAÑIJO.

  Por estas fechas, una de las actividades principales de los pueblos del sur es la recolección y molienda de la aceituna. Por lo general, las tierras próximas al casco urbano están sembradas de olivos. En Encinasola, también. El olivar marocho ha sido siempre un importante recurso local al propiciar jornales, ingresos y, sobre todo, una forma de entrar en cada casa el aceite necesario para el año. 

  Aquí, la recogida de aceitunas se sigue realizando por métodos tradicionales. Casi igual que hace cincuenta años, aunque, de antiguo, participaban hombres y mujeres, cada uno con su cometido: los hombres iban ordeñando y vareando -repiando- las ramas de los olivos y las cuadrillas de mujeres apañaban las aceitunas.
Tú apañando aceitunas 
yo repiando,
entre rama y ramita 
te voy mirando.
Las aceitunas del árbol 
se cogen con escaleras
y las que se caen al suelo
las mocitas casaderas.
  Hombres y mujeres juntos, ofrecían una ocasión a Cupido.
Apañando aceitunas 
se hacen las bodas,
que el que no va a aceitunas
no se enamora.
  El folclore musical asociado a esta faena agraria es muy rico. Horas y horas entregados a una tarea que no requiere especial atención, que obliga a espantar el frío y aconseja mantener buen ánimo, propiciaba una diversión tan propia de estas fechas -en las que ya se barrunta la Nochebuena- como es cantar. El ingenio marocho pondría el resto. Así nacieron un sinfín de coplillas.
 Apañando aceitunas
gané un vestido,
con la abotonadura 
de hojas de olivo.
Mujeres y aceitunas
y que es lo mismo:
tienen la carne blanda 
y el hueso duro.
Apañando aceitunas 
te he visto el culo;
no he visto chimenea 
que eche más humo.
  Y al terminar un cercado, la despedida:
Adiós, olivarito 
de la aceituna;
hasta el año que viene 
si das alguna.
  Tras varios años de abandono, ahora parece que se atisba algún interés por el olivar marocho. Algo tendrá que ver la Almazara Ecológica de Encinasola que ha levantado Augusto León y sus hijos. ¡Ánimo y que no decaiga!