viernes, 27 de mayo de 2016

Sobre la tenacidad y el descuido



“Lo que se busca, se encuentra; lo que se descuida, se pierde”.
   Todo tiene sus excepciones, no siempre las cosas son así. Pero como ejemplo de la búsqueda sin descanso de lo que se desea -propio de personas tenaces y que no se arrugan-, me vale; y la segunda parte, como advertencia de que la relajación y falta de atención en lo que se persigue no son buenas compañeras, también.
   Esta frase es aplicable a todos los ámbitos de la vida. Por supuesto, también al amoroso. Hoy te ofrezco unas coplillas que tienen cierta correspondencia con la argumentación. Es decir, se mueven entre el amor y el desamor.
DE LOS SIETE PLANETAS
QUE HAY EN EL CIELO
TRES VAN EN CONTRA MÍA,
PORQUE TE QUIERO.
Y HE DE QUERERTE,
AUNQUE VENGAN EN CONTRA
TODOS LOS SIETE.
--
AUNQUE LAS PIEDRAS DEN GRITOS,
EL SOL DEJE DE CORRER
Y EL AGUA DEL MAR SE ACABE,
NO TE DEJO DE QUERER.
--
AL HOMBRE QUE ES PORFIADO
Y LA MUJER NO LO QUIERE,
LO COMPARO CON UN CALVO
QUE EN LA CALLE ENCUENTRA UN PEINE,
LO AGARRA Y LO TIRA A UN LADO.
--
YO TE QUISE A TI SOLITO;
TU QUISISTE A UN MONTÓN;
TU QUISISTE REPICAR
Y ESTAR EN LA PROCESIÓN.

domingo, 22 de mayo de 2016

Que por mayo era, por mayo


  

Hace una par de días, a propósito de mayo, -mes alegre, el de María, con sus romerías y fiestas, en el que la Naturaleza revienta los campos-, recordé los primeros versos de un antiguo romance: 


Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor, (…)


Pero en medio de tanto derroche de luz y explosión de colores, desde la oscuridad del presidio, el prisionero se consume en la tristeza y soledad:

sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión,
que ni sé cuándo es de día,
ni cuándo las noches son, (…)

Y hasta la oscuridad de la lóbrega mazmorra, llega la Naturaleza ofreciendo al preso un reloj que anuncia el alba:

sino por una avecilla
que me cantaba al albor.

Tenue esperanza en forma de canto, único vínculo con el mundo exterior. Pero habla en pasado y al ánimo del hombre asoma el desconsuelo. Luego, se torna en desesperación y sentencia:

Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.

Cuanto dice y cuantos interrogantes plantea. 

Me fascina la sencillez de la literatura antigua, la que se escribía a mano, sin letra de imprenta. Y sin imprenta, claro. Con que brevedad y claridad muestran los sentimientos más profundos.

Dejo aquí la versión cantada del Romance del Prisionero (anónimo del siglo XIV) en voz de Joaquín Díaz.


sábado, 14 de mayo de 2016

Una de cuernos



El cancionero tradicional tiene infinidad de muestras con un marcado carácter machista. Es lógico: recoge la realidad de otro tiempo, por fortuna superado.
Un viejo dicho proclama que


“una mujer guapa, es un peligro; una mujer fea, es un peligro y una desgracia”

En definitiva, que todas la mujeres, por su hermosura -que todas tienen-, son un peligro, entendido este en el sentido de ser una apetecible flor en la que cualquier insecto gusta posarse. Y de ellos ya decía Óscar Wilde que "los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres mayores quieren ser infieles y tampoco lo logran".
Y así pasa lo que pasa.

CUANDO EN CÁDIZ SE ESTILABA
ECHAR CARNEROS AL MAR,
ECHÓ JUANA A SU MARIDO,
PA QUE APRENDIERA A NADAR.

--

ANOCHE TUVE YO UN SUEÑO
Y SOÑÉ UNA TONTERÍA:
QUE MI MARIDO ERA SASTRE
Y CON LOS CUERNOS COSÍA.

--

LLORA UN NIÑO EN UNA CUNA, 
DICE SU MADRE:
“CALLA QUE VIENE EL TORO”
Y ERA SU PADRE.

--

TU MARIDO Y EL MÍO
VAN A TOMARES;
LLEVAN UN PAR DE BUEYES, 
VENDRÁN DOS PARES.

--



PERICO VIENE DE ARAR
Y NO CABE POR LA PUERTA,
Y LE DICE SU MUJER:
“AGACHA LA CORNAMENTA”

--


YO ME VOY A VOLVER LOCO
PORQUE UNA VIÑA QUE TENGO
LA ESTÁ VENDIMIANDO OTRO.

--

SÓLO NUESTRO PADRE ADÁN
SE LIBRÓ DE TENER CUERNOS,
PORQUE NUESTRA MADRE EVA,
NO ENCONTRÓ CON QUIEN PONERLOS.

Solo encontré coplas en las que hablan ellas, pero los cuernos son, al menos, cosa de dos. Así que ellas necesitan de ellos y ellos de ellas. O ellos de ellos y ellas de ellas, vaya usted a saber…

sábado, 7 de mayo de 2016

La Virgen de Las Rocinas

Las tierras de Las Rocinas formaban parte del Reino de Niebla cuando fueron reconquistadas por Alfonso X El Sabio, en 1262.

 A la madre naturaleza se le fue la mano en Las Rocinas; tal vegetación, fauna y belleza derramó en ellas, que pareciera una réplica al paraíso. Y con estas virtudes, no era cosa de repartirla, ni cederla; así que se reservó como Coto Real para cazadero de la Corona. Y desde entonces, reyes, personalidades y gobernantes –entre ellos los últimos presidentes de gobierno-, han ido pasando por allí –ahora bajo el nombre de Doñana-, unos a cazar, otros a descansar y algunos, cualquiera sabe a qué.


Y fue así como, Alfonso X, encargó una imagen de la Virgen para el cazadero de Las Rocinas, que se instaló en una ermita mandada construir en 1298 por la reina María de Molina, personaje singular de la época, siempre ligada al poder durante los reinados de su esposo, Sancho IV, su hijo, Fernando IV, y su nieto, Alfonso XI.



De época del reinado de este último, en 1340, en el Libro de la Montería “que mandó escribir el muy alto y muy poderoso Rey Don Alfonso XI de Castilla y de León que fabla en todo lo que pertenece a las maneras de la Montería” -considerado el primer tratado de caza mayor-, que dedica un apartado a los “espacios de la Corona reservados para cazar”, en el que se encontra una referencia escrita a la existencia de una Ermita en Las Rocinas, dedicada a la veneración de Santa María de las Rocinas, la Virgen del Rocío.

Desde entonces no faltan referencias documentales a la Ermita de Las Rocinas, especialmente en los deslindes entre el Reino de Sevilla y Niebla y en los inventarios del término de Almonte. Más tarde, hacia 1575, se funda el Convento de la Victoria de los Frailes Mínimos, encargados de custodiar la ermita y organizan los cultos de septiembre.

Pero junto a estas referencias escritas, discurren leyendas -que no dejan de ser eso, leyendas-, creadas quizá con una base real o de forma interesada y luego mantenidas a través de la tradición oral, esa cadena que implica oír-retener-repetir, en la que la argumentación se olvida, enriqueciéndola con detalles propios y adaptándola a intereses personales, de los pueblos, de entidades y convirtiéndola en duna móvil.

En el siglo XV y XVI surgieron muchas leyendas asociadas a advocaciones. Apariciones, milagros, encuentros de imágenes por pastores o cazadores… Era la forma de iniciar el proceso por el cual una comunidad se encomendaba a una divinidad. En otras era despertarla, revitalizar el sentido religioso. En esta linea hay que enmarcarlas leyendas que circulan respecto a la Virgen del Rocío, que sitúan el origen de la advocación en el siglo XV.

Estas leyendas recogen que Gregorio Medina -un cazador de la actual Villamanrique de la Condesa-, encontrándose junto a otros compañeros de cacería en la zona de Las Rocinas -término de Almonte- halló en el hueco del tronco de un árbol centenario, la imagen de la Virgen. Dio cuenta a Almonte, por ser el pueblo más cercano, pero también llegó la noticia a oídos de la gente Mures -nombre primitivo de Villamanrique-, de donde era natural el cazador.
Escena tradicional que reproduce el momento en el que el cazador Gregorio Medina  encuentra la imagen de la Virgen del Rocío
Ambos pueblos manifestaron su deseo de llevar la imagen a su parroquia y, para resolver el conflicto, sometieron sus pretensiones al juicio de dos yuntas de bueyes que, uncidos a la misma carreta, enfrentaron sus fuerzas en direcciones opuestas, no pudiendo avanzar. El hecho fue interpretado como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar donde fue hallada, y allí se levantó la ermita. Esta versión forma parte de la historia oral que comparten los pueblos de la comarca.

Fuere como fuere, desde aquellos tiempos la devoción a la Señora de las Rocinas se fue extendiendo por las poblaciones cercanas y a mediados del siglo XV se empezaron a celebrar cultos, fiestas y romerías comunes de los pueblos del entorno. Un impulso importante se debió a los dos mil quinientos pesos que legó Baltasar Tercero -un aventurero sevillano que murió en Lima en 1594-, para instituir una capellanía en la Ermita de Las Rocinas. Con ello, la fiesta en honor de la Señora aumentó su solemnidad y concurrencia a lo largo de la primera mitad del siglo XVII.

En 1653, la Virgen -todavía conocida como Santa María de las Rocinas-, fue proclamada patrona de Almonte y, con el patronazgo, se cambió el nombre de Rocinas por el de Rocío y se acordó celebrar fiestas solemnes, con Misa y sermón, para siempre jamás, cada 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de María.

El primer atisbo de independencia de la Hermandad respecto a la Capellanía fundada con el dinero de Baltasar Tercero -que administraba el Concejo de la Villa y la Parroquia de Almonte-, se produce con ocasión de la destrucción de la Ermita a consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755. La tardanza en su reconstrucción, que era competencia del Concejo, provocó la reacción de la Hermandad que inició su reorganización, buscando una cierta independencia del Concejo. Para ello se elaboró, y el Arzobispado de Sevilla aprobó, en 1758, la Regla más antigua que posee la Hermandad Matriz de Almonte. Otra resulta de esta reestructuración fue el cambio de fecha de la celebración de las fiestas y cultos que, desde entonces se realiza en Pentecostés.

Primera fotografía que se conserva de la Romería del Rocío. 1848.

Y surgió la fundación de las primeras hermandades filiales y comenzó a configurarse la romería, tal y como la conocemos hoy, en cuanto a estilo, maneras y cultos. Las primeras hermandades filiales se crearon hacia finales del siglo XVII y principios del XVIII; fueron, por este orden, Villamanrique, Pilas, La Palma del Condado, Moguer, Sanlúcar de Barrameda, Triana, Umbrete, Coria del Río, Huelva, San Juan del Puerto, Rociana, Carrión de los Céspedes, Benacazón, Trigueros, Gines, Jerez de la Frontera, Dos Hermanas, Olivares, Hinojos, Sevilla, Bonares, Puebla del Río, Bollullos par del Condado, Valverde de Camino…

De las 117 que hay en la actualidad, Valverde del Camino es la filial número 23. Se creó en 1935. Su embrión fue una “peña rociera” que fundó José Boza Domínguez a su llegada a Valverde, donde se incorporó a trabajar como médico. Desde entonces, con algún paréntesis durante la Guerra Civil, cada año los rocieros valverdeños peregrinan a la aldea del Rocío. Así cantan por fandangos la salve rociera:



El Rocío es un punto de encuentro de mucha gente entre la que, de forma especial, está la de Sevilla y Huelva. La convivencia en la aldea ha jugado una importantísima función como intercambiador cultural y folclórico. Siempre estuvo presente el fandango y la sevillana, que fue, y es, cantada, bailada y compartida por la gran familia rociera, en los lances de la diversión.

Por eso, si el fandango ocupó el vídeo anterior, quiero ahora terminar con una hermosa sevillana tradicional, que bien dibuja el regreso, la despedida y la intención de volver:

LA VIRGEN DEL ROCÍO
SE QUEDA SOLA,
EN AQUELLA MARISMA
SIENDO PASTORA.

SALUD Y SUERTE
PARA EL AÑO QUE VIENE
VOLVER A VERTE.