viernes, 17 de mayo de 2019

PATRIMONIO FAMILIAR

  Recuerdo que cuando a finales de los noventa iba recopilando fotografías antiguas de Encinasola,  la gente mayor me preguntaba para qué las quería, y yo, utilizaba siempre el mismo argumento:

--"Una fotografía en la que aparece su padre, posando con la Banda de Música en 1910, es patrimonio particular suyo; pero si conseguimos una fotografía de la Banda de Música de 1885, otra de 1896, otra de 1905, esta suya de 1910, y otras de 1932, 1944, 1958..., todas ellas, el conjunto, pasa a ser un patrimonio común de todos los marochos". 

  Y conseguía que la gente me facilitara fotografías y lo hicieran de forma amable, con el convencimiento de que su aportación contribuía a algo importante, a fortalecer los vínculos de todos, a poner en valor nuestras raíces, a sentirnos partícipes de una causa común. 

  Estos días he visto el esmero que Esperanza, mi esposa, ponía en preparar el traje para el bautizo de Alba, mi segunda nieta. Por sí sola, esta prenda, es una maravilla: una pieza de mediados del siglo XX, de esmerados bordados, filigranas y detalles, realizados con esa paciencia que ya tanto escasea. Pero siendo esto importante, lo grandioso es que el vestido envolvió hacia la fe del bautismo a Matilde, Esperanza, Celestino, Ángel Custodio, José María, Amelia, Luis Ángel, otra Esperanza, otro Ángel Custodio, Ana, hace apenas dos años a Diana y, ahora, a Alba.

  Da igual el armario donde se guarde de bautizo a bautizo. Es, simplemente, un elemento que une, que da identidad, que fortalece a una familia. Algo que nunca debería perderse.

  Me guardo escribir públicamente de mi nieta, esa nueva locura llamada Alba y de su bautizo. Pero lo viviremos y gozaremos en familia. Como debe ser.

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