No olvido -ni quiero olvidar- tu eterna sonrisa, tu desenfadado ánimo, ni tu inconfundible y permanente forma de darnos cariño. No se encuentran fácilmente personas sin esquinas. En ocasiones, ante una situación difícil, suelo preguntarme ¿qué hubiera hecho José Luis ahora? Y siempre sale lo mejor de mi.
Parece mentira, pero ya van diez años. Y no se me ha pasado la rabia, ni la impotencia. Pero sigo recordándote con alegría y cariño; a veces, enlazando una sonrisa y una lágrima.
Parece mentira, pero ya van diez años. Y no se me ha pasado la rabia, ni la impotencia. Pero sigo recordándote con alegría y cariño; a veces, enlazando una sonrisa y una lágrima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario