lunes, 21 de septiembre de 2020

MIENTRAS TE CANTO UNA COPLILLA (17) Dicen que nunca se rinde...

 

Ya supongo que hoy habéis oído, leído o visto mucho sobre el Sevilla y su sexta Europa Liga.

(¿Otra? ¡Sí, otra!)

Y también que a unos os habrá sentado mejor que a otros. Y a algunos, como un tiro. No entiendo ese fanatismo, pero sé que existe. La felicidad está ligada a las expectativas y con frecuencia hay personas que fijan sus expectativas en que a otros no les ocurran cosas buenas. Suelen amargarse por el bien ajeno. Un masoquismo sin sentido.

Las razones por las que una persona se afilia a un equipo, son diversas. No sé qué sensibles hilos emocionales toca, que es raro que alguien cambie de equipo. Pero no imposible. Te lo digo por experiencia. A los que cambian –por lo general no fanáticos- o comparten afición por varios, les suelen decir que no les gusta el fútbol. Como si alguien pudiera saber mejor que yo lo que me gusta o no me gusta.

A mí me encantaría compartir la alegría del enorme triunfo de ayer con todos los andaluces y casi todos los nacidos en España, que no por ello necesariamente españoles. Con estos últimos, si ellos quieren, también.

Ayer vi el partido con Fernando, un amigo de la Peña Sevillista de Valverde, y otras personas afines. Como pasa en un partido de esta enjundia, pasamos momentos mejores y peores, pero siempre con orden. En la mesa de al lado había tres que por los comentarios y celebraciones de los goles del Inter era de suponer que debían ser italianos, tener alguna relación oculta que les vinculara con Milán o quizá intereses de algún tipo con Lombardía. Pero no era así, simplemente vivían en el sevillano barrio de Heliópolis. En mi alegría, sentí tristeza.

Hoy la música, sí que no podía ser otra.



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