Hoy es un día especial. No solo porque la Virgen de Flores
regrese a su ermita, que también, propiciando una ocasión para acompañarla, en romería, compartiendo camino junto
a gente que uno quiere.
El 8 de abril, para mí, tiene otra dimensión. Han pasado
nueve años desde que se quebró aquella sonrisa, aquel faro que a todos
alumbraba, convocaba y unía. A pesar del tiempo, no lo olvido.
Hoy, cuando vaya
caminando hacia la ermita, sentiré sus pasos a mi lado. Le echaré de menos. Un
día más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario