La narración de historias breves está ligada al género humano desde que el lenguaje se establece como su forma principal de comunicación. Invenciones, experiencias, acontecimientos o fantasías toman cuerpo en relatos que van de boca en boca y transmiten de generación a generación.
¿Recuerdas aquella fotografía que te hiciste cuando tenías 20 años? ¿Es igual que una de ahora? Con los cuentos pasa lomismo. Desde el origen hasta el momento que nos llega a nosotros, se nutre de las particularidades de cada comunidad, época y personas.
Desde el momento en el que el relato sale por primera vez de una boca hasta que llega a nosotros, discurre por un lento proceso, tamizado por el harnero del tiempo, que enriquece el relato desgranándolo en mil versiones diferentes, aunque rara vez se desgarra de su sentido inicial, de su ADN. El relato sobrevive nutriéndose de las formas y gustos de cada comunidad y época. Y así nos llega. A veces tan maquillado, que resulta irreconocible.
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