No soy
conocedor de los complejos entresijos de la economía, ni de los hilos
invisibles que tejen los estados en materia de seguridad u otros aspectos que
se nos escapan a los ciudadanos de a pie. Pero yo intuía –sabía- que triunfaría
el Brexit.
Porque la
libra es la libra, como la pela es la pela. Y la raza británica, la raza; su
raza. Si les interesa algo, allí estarán. Con buenos modales, sin alterarse, situándose
por encima del bien y del mal. Luego, cuando deje de interesarles, se irán. Con
buenos modales, sin alterarse. A esto le llaman “flema”. En medio da igual que
queden desastres ambientales, la semilla de la explotación humana, calamidades
sociales… Y siempre, todo ello, revestido de un
halo de endiosamiento.
He dedicado
muchas horas a analizar el espíritu británico a través de su presencia en
Huelva para explotar las minas de Riotinto. Explotar es la palabra exacta, pero
en su acepción más extrema: recursos, personas y lo que haga falta, con tal de conseguir extraer el mineral. Les ciega el brillo del metal. No comparten, ni
se comprometen con nada ni nadie. Solo dan si se benefician.
He leído varios
libros y estudios de los viajeros británicos. Vienen a estudiarnos. Y se
asombran de la pureza de algunas de nuestras costumbres y tradiciones. Pero
para ellos es anecdótico. Un simple trabajo científico. Lo contemplan con la
curiosidad que yo puedo poner en una hilera de hormigas que discurre en medio
del campo para llevar un grano a su hormiguero.
Al margen del
error político Cameron ¿ustedes creen que con estas credenciales pueden ser
solidarios, entrar con honestidad a compartir recursos con algunos de los
calamitosos países europeos?
Y nosotros,
que no aprendemos, yendo a Eurovisión cantando en inglés.
Completamente racional y objetivo este comentario, al margen de losfuera de lugar, como son los oficiales
ResponderEliminarLos que conocemos el terruño, sabemos del sentir de nuestra gente. Gracias.
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